
(Le silence de Lorna, 2008, 105 min., Bélgica)
- DIRECTOR Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
- GUIÓN Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne
- FOTOGRAFÍA Alain Marcoen
- REPARTO Arta Dobroshi, Jérémie Renier, Olivier Gourmet, Fabrizio Rongione
- PRODUCTORA Coproducción Bélgica-GB-Francia
- 2008: Festival de Cannes: Mejor guión.
Valoración: 7
Creo que por primera vez una película de los hermanos Dardenne no ha colmado mis expectativas. Probablemente por eso mismo: porque tengo expectativas, que se han vuelto exigentes después de haber visto sus películas anteriores. El silencio de Lorna es algo más compleja que sus antecesoras. Por lo que veo, su trama ganó en intriga, dados los nuevos tonos de policial que tiene, pero a mi juicio pierde la intensidad clásica de sus personajes desesperados, a los que vemos moverse por todos lados con un camarógrafo pegado a la nuca, que corre como si no supiera qué están por hacer los protagonista.
Lorna es otro de esos seres marginados cuyos sueños, en este caso, terminan destruidos por la culpa (buscando una vida mejor en Bélgica, la joven albanesa paga por un matrimonio falso con un drogadicto y luego se convierte en cómplice de su muerte llevada a cabo por una red mafiosa que opera en torno a la inmigración) y, sin embargo, carece del o los elementos que a los demás personajes dardenianos los hacen entrañables. Esta vez los belgas filman con planos menos cerrados y un ritmo más lento al acostumbrado; dicen además haber optado por un ambiente urbano (Lieja en lugar de la aislada y desértica Seraing donde siempre han rodado) para resaltar la condición de soledad de esta joven que guarda un secreto; afirman que quisieron potenciar el sentimiento de extrañeza que ella pudiera causarnos. ¿Por qué, entonces, nos duele menos que Rosetta? Por otro lado, en Europa el tema de la migración de los países pobres al primer mundo, con la explotación que implica, tiene un gran alcance social, incluso político; es una situación que nos toca también en América y, no obstante, en este caso nos afecta menos que la desesperación de un padre reviviendo la vida y la muerte de su hijo. Desde mi punto de vista, la diferencia entre ésta y las otras películas es que, si con Lorna tampoco nos identificamos, se debe a la nueva perspectiva de la cámara que no sólo nos aleja de ella sino nos la presenta como falta de intimidad; es decir, abarcamos la totalidad de su superficie, pero no penetramos al interior de donde emanan las reacciones. Además, dicha perspectiva no se centra en su tragedia personal, sino se abre hacia un contexto más amplio, representativo de un serio problema que aqueja a varios grupos sociales y esto, paradójicamente, resulta menos sensible. Parece como si las otras historias más pequeñas, más individuales y únicas, de alguna manera devinieran más universales. [Gabriela Gorches, septimovicio.com]
De todas formas, El silencio de Lorna es una historia fuerte, donde se hacen presentes la marginalidad, la pobreza, el dinero, las estafas. Lorna es una mujer albanesa llegada ilegalmente a Bélgica, que forma parte de una cadena de inmigración, lo que hace que esté comprometida con un negocio que la deja en una posición incómoda. El resto podemos leerlo en la sinopsis oficial:
Aspira a comprar un bar con su novio Sokol, para ello se asocia con Fabio, un mafioso de poca monta. Fabio ha organizado un matrimonio de conveniencia entre Claudy y ella para que así pueda obtener la nacionalidad. Según el plan de éste, Lorna debería casarse más tarde con un delincuente ruso que también pretende adquirir la nacionalidad belga, pero para que este segundo matrimonio sea posible, Fabio planea asesinar a Claudy. ¿Permanecerá Lorna en silencio?