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    Brazil (1985), de Terry Gilliam


    Brazil, 1985, 131 min., Reino Unido
    ★★★1/2
    DIRECTOR  Terry Gilliam
    GUIÓN  Terry Gilliam, Tom Stoppard, Charles McKeown
    MÚSICA Michael Kamen
    FOTOGRAFÍA  Roger Pratt
    REPARTO  Jonathan Pryce, Kim Greist, Michael Palin, Katherine Helmond, Ian Holm, Bob Hoskins, Ian Richardson, Peter Vaughan, Robert De Niro, Jim Broadbent, Barbara Hicks, Charles McKeown, Derrick O'Connor, Kathryn Pogson
    PRODUCTORA  Universal Pictures; Productor: Arnon Milchan
    PREMIOS  1985: 2 nominaciones al Oscar: Mejor guión original, dirección artística
    GÉNERO  Ciencia ficción. Fantástico. Drama | Steampunk. Cyberpunk. Sátira. Película de culto
    Por Nicolás Ponisio
    Brazil, película de culto del, otrora Monty Phyton, Terry Gilliam. Sin haber sido totalmente de mi agrado, no se puede negar que el director logró crear (junto a Tom Stoppard y Charles McKeown, los otros dos guionistas del film) una narración enrevesada, crítica, cómica, referencial (por allí anda El Acorazado Potemkin), oscura y que difícilmente pueda ser clasificada en un género en particular. Ambientada en un futuro distópico y totalitario, Brazil se rodea de elementos de humor negro, de la ciencia ficción y del film noir para convertirlos en el medio a través del cual Gilliam desarrolla su mirada crítica (al igual que los críticos utilizamos al cine con dicho propósito). Es así como a lo largo de 142 minutos el director golpea y se ríe del consumismo, las frivolidades, la publicidad, la cirugía estética y del mismísimo gobierno. El error de Gilliam es sacrificar la trama en pos del contenido analítico, lo que la vuelve muy plana y, al parecer, se trata de compensar con éxito por medio de una puesta en escena barroca, ornamental y sobrecargada; lo cual le sirve y a la vez le juega en contra (la película sufre de algunos altibajos pero remonta con éxito hacia la conclusión final). En algunos momentos el film se vuelve avasallante ante el espectador con tantos planos cargados y excentricismo dando vueltas, al igual que el director, quien parece por momentos no saber encaminar el film extendiéndose más de la cuenta (por ejemplo la batalla onírica del protagonista contra el samurai). Es conocido el hecho de que Gilliam luchó con todas sus fuerzas para que los productores no acortaran el film y se estrenara completo. A veces hay que saber hasta dónde contar y quizás hoy tendríamos una película más concisa y mucho más disfrutable.